martes, 30 de octubre de 2012

Diario de la Revolución I: la aristocracia ha vuelto


En los últimos meses he empezado a tener una nueva sensación que se hace más fuerte día a día. Es algo que fluye como una corriente subterránea, que no se basa en nada concreto, ni en estudios sobre la Historia o la Geografía, ni en datos objetivos o métricas sólidas. No sé tampoco en qué ámbito enmarcar esta sensación ni cómo justificarla pero, a pesar de todo, la percibo muy claramente. Me pregunto si tendrían esta sensación en los campos que rodeaban París en 1785. Desde que estoy en paro y tengo tiempo para mirar a mi alrededor veo mucho descontento... mucha gente comentando en los foros de Internet lo poco que creen en la clase política, en la economía, en los dirigentes y directivos, mucha gente afirmando que están llegando o se encuentran ya a situaciones desesperadas de empleo y de subsistencia. Y surgiendo lentamente, como un rumor de olas lejanas, la palabra Revolución se oye cada vez más.

Es obvio que NO VIVIMOS UNA CRISIS. El puro, sencillo y buen sentido común ve que no tenemos una carestía grave de recursos. Una crisis la podrían provocar desastres naturales como tsunamis, erupciones volcánicas, terremotos y sequías o también desastres artificiales como un escape nuclear, una guerra o incendios provocados. Es decir, eventos que causan una destrucción masiva de recursos. Fukusima y Chernobil causaron crisis, el tsunami de 2004 causó crisis, la galerna del cantábrico de 1912 causó crisis, la Guerra Civil Española causó crisis. Sin embargo, ni en España ni en Europa ni en todo el bloque occidental ha ocurrido algo parecido. Tenemos los mismos recursos globales y la misma capacidad productiva ahora que hace 5 años. No ha habido un ataque de alienígenas ni nos ha atacado Godzilla. LO QUE VIVIMOS ES UNA ESTAFA A GRAN ESCALA. Es evidente, por la ley de conservación de la energía, que a la misma cantidad de recursos... si la mayoría tiene ahora menos que antes, una minoría tiene muchísimo mas... para saber ésto no es necesario entender de economía, basta con tener aprobada la educación general básica.

Aquí no voy a centrarme en los datos (eso ya lo hacen los buenos periodistas de investigación) sino en la idea, y la repito para que quede clara: NO HAY CRISIS, SINO QUE HAY ESTAFA. ¿Y quién estafa a quién? También es fácil de contestar: basta con observar quién se está beneficiando de la situación. ¿Banca? Sí.... ¿asalariados? No.... ¿políticos? Sí... ¿estudiantes? No.... ¿altos financieros? Sí... ¿niños y pensionistas? No.... Hemos desembocado en una nueva aristocracia, conformada por las altas finanzas, los servicios bancarios y los partidos políticos, que puede hacer sencillamente lo que le de la gana: si tienen el control de los recursos, y también el control de las leyes ¿qué más necesitan? De la misma manera que los señores feudales tenían control absoluto sobre sus vasallos, esta nueva aristocracia tiene control absoluto sobre los ciudadanos. Lo único que ha cambiado es que el método de control se ha sofisticado: si antes con la fuerza bruta (apoyada por la psicología aplicada de la Iglesia Católica) ya era suficiente, ahora la clave es usar los medios de comunicación de masas para inducir en el colectivo la idea de que la aristocracia trabaja para el pueblo y que la estafa es en realidad la aplicación de las medidas necesarias para el bien común. De esta manera, no será necesario recurrir a la fuerza.

Todo ésto no es nuevo, Aldous Huxley y George Orwell ya analizaron el uso de la manipulación social en sus obras en la primera mitad del siglo XX, basta con leérselas y establecer relaciones. ¿Cómo salimos de ésta? Pues la verdad... la salida está difícil. El pueblo carece de mecanismos legales para sacarse a la aristocracia de encima: los altos financieros están respaldados por el sistema económico vigente, el neoliberalismo, y los políticos están respaldados por el sistema de elecciones vigente. Da igual que el pueblo vote a un partido político o a otro... a fin de cuentas los partidos políticos han devenido en una clase social que ya no defiende los intereses de sus representados sino los intereses propios de clase. Por decirlo de forma clara: quien tiene el poder de cambiar las cosas es a la vez quien menos interés tiene en cambiarlas. Por lo tanto, el cambio no va a sobrevenir por vía legal ni por el reparto de los recursos.

Así las cosas, la única vía posible de cambio será la de una revolución por la fuerza. Como persona de naturaleza pacífica no deseo que ocurra pero como persona inteligente y con memoria no puedo dejar de ver las señales. Como no quiero aburrir con un post demasiado largo, hoy lo dejo aquí. Pero en las próximas semanas espero ir escribiendo más posts sobre este tema...