domingo, 16 de septiembre de 2007

Bautizo de mar / Sea birth

Ayudar a que los sueños de alguien se hagan realidad es siempre un verdadero placer. En mi calidad de patrón de veleros me he visto frecuentemente en la posición de dar a mucha gente su bautismo de mar y, ocasionalmente, algunos de estos recién iniciados confiesan que navegar a vela ha sido siempre uno de sus sueños más preciados. En esos días, salir a navegar es doblemente placentero y hace que la singladura se convierta en algo muy especial.



Es el caso de Eusebio, "Sebi", bombero y antiguo compañero de trabajo de mi padre quien, para cumplir una promesa que le hizo hace tiempo, me pidió que les llevar a ambos y a Mari Carmen, la mujer de Sebi, a un día de excursión marítima. El sábado amaneció con un nordeste ligero, mar llana y un resplandeciente sol que aplastaba hasta los pensamientos más enanos. O sea, el día perfecto para iniciarse en la vela. Tratándose de un viento del NE la elección de Castro como punto de destino era casi obligada. Izamos el spinnaker y tuvimos una magnífica travesía, recorriendo las 15 millas desde Getxo en 3 horitas escasas.

La experiencia en las últimas travesías y, sobre todo, las ideas copiadas de los transmundistas que he ido conociendo con el tiempo, han ido configurando toda una rutina de amarre/fondeo a bordo del Lady Chatterley. Toldo parasol, mesa de cubierta, hamaca, bote auxiliar... poco a poco el barco ha ido mejorando su habitalidad y haciéndose más confortable cuando estamos fuera de nuestro puerto base.

Mari Carmen salvó el día aportando una excelente comida que no pudimos terminar, pese a que todos nosotros éramos personas con buen saque: tradicional tortilla de patatas, empanada de atún y ensaladilla nacional. Al terminar fui a buscar unos helados para ponerle la guinda al mediodía y me costó un montón de tiempo encontrar un sitio donde comprarlos. Al final me metí en un restaurante y lo zanjé en un voleo.

Tambien hubo tiempo para una zambullida en el mismo puerto de Castro, que aún hoy día mantiene sus aguas muy limpias comparadas con el resto de los puertos de esta zona del Cantábrico. Aunque tiene muy poca vida animal, la visibilidad es buena y se puede disfrutar de la vista de las ostras y mojojones que cubren la pared del malecón y el fondo.






En resumen, fue un día de ésos que salen perfectos: buen tiempo, buena comida, buena compañía... ¡por qué no será siempre así...!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ha ha ha ha, I know, I know, I know...

But even such a stupid creature like an American can use an automatic translator from time to time (it won´t be useful at all but, at least, you'll feel better doing your best).