Hay momentos en que, por raro que pueda parecer, incluso alguien como yo puede quedarse sin palabras. Son momentos escasos, emocionantes y que quedan indeleblemente impresos en la memoria. Así me quedé en la comida de fin de año de los consultores de Ibermática.
There are moments in which even someone like me can be so touched that cannot speak. They are very rare moments, surrounded by a strong emotion, that remain deeply printed in the memory. So I felt in the year's end lunch of the Ibermatica consultants.
Mis ex-compañeros celebraron, como es habitual, una comida de fin de año a la que me invitaron a pesar de mi despido hace unas semanas (ver Despedido). Yo asistí encantado, por supuesto, porque en el tiempo que compartí con ellos me parecieron unas personas maravillosas y unos buenos compañeros, de manera que realmente me apetecía mucho verles de nuevo. La comida transcurrió con total normalidad, entre chistes, chascarrillos y conversaciones de todos los niveles de seriedad, hasta los postres.
My ex-workmates held, as usual, a lunch to cellebrate de end of the year and they invited me despite of I was fired some weeks ago (See Fired). I gladly attended, of course, 'cause during the time we shared they showed me to be marvelous and friendly people, so I really wished to meet them again. The lunch run normally, chatting about everything, joking and talking at different seriousness levels, until we had the desserts.
Y entonces, de forma totalmente inesperada, me hicieron un regalo que hizo asomar algunas lágrimas a sus ojos (logré reprimirlas porque los hombres no lloran, pero llegaron casi hasta el final). El regalo al que me refiero no es la fantástica camiseta que me dieron, ni el gorro de marinero, ni el barómetro que sostengo en la foto, obsequios todos ellos que les agradezco en el alma pero que no dejan de ser meros objetos. El regalo al que me refiero es su amistad, su preocupación, su apoyo, sus ánimos, la increíble calidez de sus corazones generosos y su comprensión, materializadas en esta placa de bronce que recibí de sus manos y que clavaré en la puerta de la camareta de cualquier barco que mande de ahora en adelante.
And then, suddenly, they gave me an incredible gift that brought me to tears (I could barely stifle them, cause men don´t cry, but it was hard to do it). This gift I'm talking about is not the nice t-shirt I'm wearing, or the cap going with it, or the barometer I'm holding in my hands, all of them are presents that I sincerely thank but they are just objects. The actual gift is their friendhip, their care, their support, the incredible warm their hearts are and their understanding, materialized in this bronze plaque I received from their hands which will be always nailed to the cabin door in any sailboat I command from now to ever.
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